Un brindis para que la seguridad no sea otra promesa electoral incumplida

El oportunismo político de quienes prometen soluciones mágicas contra la inseguridad, marca el final de un año convulsionado, donde la pobreza se multiplica exponencialmente y los lazos sociales se resquebrajan.

Mientras el Concejo analiza rendiciones sospechosas de fondos de la Cooperadora Policial, Trinchieri y Cattaneo piden mayor seguridad.

Por Fernando Garello – La gestión de Mauricio Macri concluye 2018 con números desastrosos: 50 por ciento de inflación, una caída sostenida de la actividad económica durante los últimos siete meses y un incremento exponencial de la pobreza e indigencia que afectan a más de quince millones de personas, de las cuales más de la mitad son niños. Desde esa perspectiva, es lógico que la estrategia de Cambiemos para afrontar los comicios del año que está por comenzar tenga como eje la inseguridad que afecta no solamente a nuestra provincia sino a todo el país. Es la cortina de humo ideal para desviar la atención de los problemas que acrecentaron y ya no podrán resolver.

Lo paradójico es que con semejantes estadísticas sociales, resulta prácticamente imposible que los ciudadanos experimenten en el mediano plazo alguna mejora significativa en cuanto a su seguridad a partir de la gestión de las fuerzas de seguridad -sean estas nacionales, provinciales o federales-, o la implementación de medidas como la reducción de la edad imputativa de menores o el incremento de las penas hacia quienes delinquen.

Los sunchalenses somos perfectamente conscientes de este fenómeno: hace unas semanas, las fuerzas opositoras intentaron manipular una protesta organizada por ciudadanos autoconvocados que están preocupados por la repetición de hechos delictivos. Quedó demostrado que una ex candidata a concejal de Cambiemos utilizó el grupo de los organizadores de la marcha en la red social whatsapp para responsabilizar al gobierno local del supuesto aumento del delito y los concejales Oscar Trinchieri y Fernando Cattaneo incluso se mostraron durante la manifestación realizada frente al Palacio Municipal.

Lo peor del caso es que, tal como se reveló esta semana, el propio Trinchieri, quien aspira a ser electo para un quinto mandato como intendente municipal, no puede justificar de manera convincente la administración de los recursos que la Asociación Cooperadora Policial destina a la fuerza de seguridad pública local.

Incluso la sucesión de hechos delictivos como las balaceras contras edificios públicos en Rosario o el robo que sufrió el intendente Gonzalo Toselli en su domicilio particular, en el cual también se dejaron amenazas anónimas, deja justificadas sospechas sobre los intereses políticos que a pocos meses de los comicios de 2019 se esconden detrás de los que deberían ser legítimos reclamos contra la inseguridad.

Lo concreto y más allá del empeño que ponen las administraciones locales, la inseguridad no se reducirá sustancialmente a lo largo del año próximo, sencillamente porque la realidad social del país lejos de haber mejorado, ha empeorado sustancialmente.

Esto no quiere decir que no se puedan adoptar medidas que contribuyan a paliar la situación que se vive no sólo en Sunchales sino en la mayoría de las localidades del país. Pero plantear hoy que se puede mejorar la seguridad de manera drástica con medidas como la baja en la edad de imputabilidad de los menores o la asignación de mayores recursos a las fuerzas públicas, no es más que una promesa electoral como la meta de “pobreza cero” que el presidente Mauricio Macri formuló irresponsablemente durante la campaña electoral de 2015.

El único camino efectivo

A lo largo de los últimos años quedó demostrado de manera suficiente que la única manera efectiva de luchar contra el delito es a través del desarrollo social y de la educación y que las políticas o programas que se basaron solamente en el uso de la fuerza pública fracasan rotundamente. Lamentablemente estamos muy lejos de eso. Por el contrario, la sociedad argentina se dirige hacia la otra dirección y los cantos de sirena que prometen soluciones a través de leyes mágicas no hacen más que confundir a ciudadanos sedientos de acciones punitivas o vengativas para robarles su voto.

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