SanCor continúa con una política comunicacional que no hace más que generar inquietud

La cooperativa tiene un reprobado no solamente a nivel de management comercial y financiero, sino también en materia comunicacional, generando de manera deliberada un vacío informativo que provoca mayor inquietud en la comunidad.

La crisis de SanCor transcurre en medio del silencio y la inquietud.

Por Fernando Garello – El comunicado oficial difundido al término de la asamblea extraordinaria del día de ayer es francamente un acto de desconsideración, no solamente hacia los medios de comunicación y periodistas, sino hacia una opinión pública que reclama información clara y precisa con respecto a las vicisitudes por la que atraviesa la compañía. En materia comunicacional, los actuales directivos también obtienen un rotundo reprobado. Desde que estalló la crisis, la cooperativa adoptó una postura hermética: nunca recibió a los medios de comunicación locales para explicar los motivos y alcances de las dificultades, así como también las alternativas que se estudian para hacerle frente.

Los periodistas sunchalenses veteranos sabemos que esto no siempre fue así: a lo largo de su historia más reciente SanCor vivió repetidas crisis cíclicas, algunas tan graves como la actual, como las de 2001 y 2006. Sin embargo, sus directivos nunca cerraron las vías de comunicación y recibieron a la prensa, enfrentando a la comunidad.

La comunicación no es una cuestión accesoria, mucho menos en momentos de crisis como los que la cooperativa intenta dejar atrás. Por eso no se explica que las autoridades actuales se hayan aislado en el silencio mientras la sociedad busca respuestas. Una política de comunicación clara y transparente no resuelve problemas financieros, es cierto, pero despeja dudas y sospechas. Por el contrario, el vacío informativo genera inquietud y alimenta versiones contradictorias. Por ejemplo, ayer se mencionaba en medios nacionales que hay un acuerdo no explicitado entre el gobierno, la compañía y el gremio para patear el problema hasta después de los comicios legislativos de octubre, al tiempo que medios especializados, sin citar fuente identificable, aseguraban que SanCor “seguirá siendo cooperativa” y que “no habrá despidos”.

El problema con este tipo de políticas de “anti comunicación” es que se cierran los canales oficiales pero la información termina fluyendo a través de fuentes extraoficiales que se amparan en el anonimato. En el caso de SanCor es obvio que algunos consejeros hablan con medios de comunicación que aceptan no identificarlos.

Nosotros optamos por no hacer uso de esas fuentes alternativas de información que por otra parte provienen de consejeros que cayeron en el descrédito y demostraron que no estuvieron a la altura de las circunstancias. Preferimos interpretar lo que está sucediendo, reconstruyendo una trama que va saliendo lentamente a la luz, prestando especial atención a las operaciones de prensa que responden a intereses sectoriales fácilmente identificables, como la necesidad del gobierno nacional de postergar la resolución del problema hasta después de las elecciones de octubre.

Pensar que la crisis terminará sin consecuencias para la cooperativa y para la comunidad es hoy un acto irresponsable. La reestructuración que se planea llevar adelante y de la cual no se quieren dar detalles a la prensa, no será otra cosa que un ajuste brutal que cuenta con el aval del gremio y muy probablemente concluya con la incorporación de un socio mayoritario que tomará control del negocio. A partir de allí, las versiones que hacen correr los consejeros de manera anónima no tendrán ningún tipo de valor. Mientras tanto nosotros reivindicamos nuestro derecho a informar y preguntar. Hay demasiados intereses cruzados en juego y puestos de trabajo en riesgo para basar nuestra cobertura en fuentes informales y anónimas y en la utilización del modo potencial.

Es curioso pero tal vez no sea casualidad que ni las autoridades de la coperativa ni las del gremio lechero hayan aceptado responder nuestras preguntas y se hayan refugiado en el silencio.

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