Un incidente bochornoso que pone en duda las promesas de seguridad de Omar Perotti

Aníbal Fernández, el funcionario nacional al que Omar Perotti le depositó la confianza para frenar el baño de sangre que sufre Rosario dedica sus esfuerzos a amenazar a humoristas a través de la red social Twitter.

Apenas unos días después de asumir como ministro de Seguridad de la Nación, Anibal Fernández
se reunió con Omar Perotti para buscar soluciones a la ola de violencia que vive Rosario.

Apenas unos días después de que asumiera el cargo de ministro de Seguridad de la Nación y se reuniera con el gobernador Omar Perotti para buscar una solución a la inédita ola de violencia e inseguridad que afecta a Rosario, Aníbal Fernández protagonizó un hecho bochornoso por el cual la oposición le pidió la renuncia: las amenazas que expresó al humorista gráfico Nik y su familia a través de la red social Twitter.

La acción de Fernández generó rápidamente el repudio de la dirigencia política y de la sociedad argentina en general, a excepción del presidente Alberto Fernández, el gobernador Omar Perotti y el intendente de Rosario, la ciudad con el índice de criminalidad más elevado de todo el país, quienes no se manifestaron sobre el caso.

En la oposición santafesina se preguntaban ayer qué clase de soluciones podrá ofrecer un funcionario que dedica su tiempo a realizar tareas de inteligencia sobre humoristas como Nik. Entre el tweet que molestó al funcionario y su reacción, pasaron varios días, tiempo en el cual se ocupó de averiguar a qué colegio asisten las hijas del dibujante del diario La Nación.

Es obvio que el controvertido funcionario tiene otras prioridades e intereses que están por encima de la responsabilidad de velar por la seguridad de los argentinos.

Este no es el primer escándalo que protagoniza Fernández, dado que cuando se dio a conocer la fotografía que prueba que el presidente de la Nación violó la cuarentena que él mismo dispuso para millones de argentinos, afirmó que el mandatario tendría que “cagar a palos” a su esposa, cuyo cumpleaños se celebró con invitados en la Quinta de Olivos, mientras la sociedad estaba recluida por la pandemia.

Sin embargo, el problema no es el interés del funcionario nacional por generar controversias mediáticas, sino su real capacidad para afrontar un problema que se agrava con cada día que pasa y sitúa a la ciudad de Rosario como una de las más violentas de Latinoamérica.

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