El nuevo Concejo debuta desde el minuto cero con una lucha cruda por el poder

La designación de Fernando Cattáneo como presidente del Concejo Municipal representa un retroceso institucional y una burla para una comunidad que espera respuestas en uno de los peores momentos de la historia de la ciudad.

Por Fernando Garello – Sin perder un solo segundo, la oposición dejó en evidencia cuáles serán sus objetivos principales a lo largo de los próximos períodos de sesiones ordinarias: debilitar y obstaculizar la gestión de Gonzalo Toselli para tratar de alcanzar la intendencia en 2019. Eso explica la sociedad de hecho que se conformó entre kirchneristas, macristas y vecinalistas y que ayer debutó con una jugada arriesgada que pone en duda la gobernabilidad en uno de los momentos más críticos de la historia de la ciudad. Se trata de una nueva versión del recordado “interbloque” que utilizó Oscar Trinchieri durante su ante última gestión como intendente para evitar que la oposición tomara control del Concejo Municipal.

Los miembros del interbloque actual comparten el mismo objetivo, aunque tienen realidades y expectativas diferentes. Todo el mundo sabe que a Trinchieri lo único que le interesa es volver a ser intendente, un cargo con el cual está obsesionado y que considera que le pertenece y que si se postuló para concejal, lo hizo porque no se atreve a enfrentar directamente a Toselli, quien lo derrotó en 2003. Marita Ferrero también planea llegar a la intendencia y sabe que si no ocurre nada extraño tiene muchas chances de vencer a su socio circunstancial del vecinalismo. Fernando Cattáneo se conforma con la presidencia del Concejo Municipal y una eventual candidatura a intendente por un PJ “renovado” que deje atrás los resonantes e incómodos casos de corrupción.

El problema con estas jugadas propias de aquello que se identifica con la vieja política y que el lenguaje callejero denomina lisa y llanamente “rosca política”, es que tienen un alto costo para las instituciones, puesto que profundizan la brecha que las separa de una sociedad que en nuestra ciudad hoy necesita respuestas para enfrentar la próxima etapa de la crisis económica y social que muy probablemente dejará el remate de SanCor.

Ciertamente la sociedad sunchalense espera otra cosa de sus instituciones de gobierno. Mucho más que un acuerdo secreto destinado a sentar en la presidencia del Concejo Municipal al único y último representante de una fuerza política que la gran mayoría de los sunchalenses ignoró en los comicios legislativos que se desarrollaron hace apenas un mes precisamente porque la identifica como una de las responsables de la crisis que atraviesa la madre cooperativa.

En el contexto político y social actual, la designación de Cattáneo como presidente del Concejo Municipal no puede interpretarse de otra manera que no sea una burla no solo al Poder Ejecutivo, sino a la gran mayoría de la sociedad sunchalense y marca un derrotero que nos acostumbraremos a observar con frecuencia a lo largo del año próximo, una actitud cuyos resultados todos conocemos, aunque muchos pretendan hacerse los desentendidos.

Expuesta a las críticas

Marita Ferrero fue la más cuestionada por el acuerdo secreto que posibilitó que Cattáneo resultara electo presidente del Concejo Municipal, probablemente porque su partido se propone como la antítesis del kirchnerismo y también porque se espera que ella sea algo diferente a Trinchieri y al propio Cattáneo. ¿Se expuso a las críticas por falta de experiencia, porque tiene un estilo decididamente pragmático que le permite ignorar cualquier consideración moral para alcanzar sus objetivos o porque recibió recomendaciones desde Buenos Aires?

Probablemente su conducta haya respondido a una mezcla de estos tres factores, dado que la presidencia en realidad le correspondía a ella como ganadora de los comicios de octubre y porque no tuvo reparos en apoyar a un kirchnerista que no hace mucho recibió al detenido ex ministro Julio De Vido como si fuera un estadista, para acentuar y tal sobreactuar su perfil opositor. Además, desde Buenos Aires se ve a los justicialistas del riñón perottista como posibles aliados para enfrentar al propio kirchnerismo y a nivel local y provincial al Frente Progresista Cívico y Social.

Personalmente no  estoy acostumbrado a que los dirigentes políticos, sean del partido que fueren, me digan una cosa y a los pocos minutos hagan otra. De todos modos no me corresponde a mí juzgarla. Como periodista profesional me interesa determinar cómo y por qué obra de la manera en que lo hace y si sus acciones contribuyen o no a resolver los problemas que padece la sociedad.

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