Incertidumbre y hermetismo siguen siendo los denominadores comunes en la crisis de SanCor

La cooperativa lleva adelante el proceso de estabilización financiera y reestructuración para concretar la venta de la mayoría de sus activos, aunque lo hace de espaldas a la comunidad sunchalense.

Elproceso de reestructuración de SanCor se realiza de espaldas a la comunidad sunchalense.

Por Fernando Garello – Las noticias llegan desde los medios de prensa de Buenos Aires con los cuales los directivos de la compañía se comunican en estricto “off de record”, haciendo llegar datos que no se pueden corroborar ni contrastar. Desde que estalló la crisis, a principios de este año, las autoridades no convocaron ni una sola vez a los medios locales para brindar detalles sobre la situación que atraviesa la compañía y de las acciones que se llevan adelante para asegurar su continuidad. Se trata de una actitud que no debería causar sorpresas, dada la cercanía que sus directivos tuvieron con la ex presidenta Cristina Kirchner, quien llevó a cabo sus dos gestiones prácticamente sin recibir a la prensa y de su desempeño en el proceso que dejó a SanCor al borde de la quiebra.

Ayer la colega Silvia Naishtat, una de las periodistas elegidas por la cúpula de la cooperativa para hacer circular versiones sobre el proceso de reestructuración, publicó en diario Clarín que SanCor “está logrando pagar los sueldos mientras estira sus obligaciones con proveedores y negocia contra reloj con al menos dos interesados. Uno, la neozelandesa Fonterra que, tras un portazo inicial, estaría reconsiderando la posibilidad de comprar al menos una parte. La otra, el grupo Alaisa, dedicado a la distribución de alimentos y que estaría impulsado por Orlando Ferreres”.

“En el interín siguen rebotando cheques de la cooperativa: el último registro del Banco Central indica que en un sólo día se depositaron 34 cheques sin fondos por $949.528. Además, la cooperativa aún no presentó ante la Comisión Nacional de Valores”, afirmó la colega.

Otro de los periodistas elegidos por los directivos de SanCor para “informar” sobre la marcha del proceso de ajuste previo a la venta de activos, Fernando Bertello, del diario La Nación, señaló que “desde que en marzo pasado comenzaron los problemas para la cooperativa láctea, con dificultades para pagar la materia prima a los tamberos y paralización de algunas de sus plantas, de la empresa se desvincularon entre 300 y 400 empleados, reconocieron diversas fuentes con acceso a la compañía”.

Dudas sobre la transparencia

Tanto Clarín como La Nación, dos de los más importantes diarios del país, aceptan publicar los datos mencionados sin identificar las fuentes de información correspondientes, cuestión controvertible desde el punto de vista profesional, dado que se trata de un hecho noticioso de profundas concomitancias sociales que además se encuentra atravesado por grandes intereses económicos.

El hermetismo adoptado por la cúpula de la cooperativa no hace más que incrementar la desconfianza de los trabajadores y de los tamberos, los principales afectados por la crisis que atraviesa la compañía láctea, y provoca además justificadas dudas sobre el proceso de reestructuración y, lo más importante de todo, el desprendimiento de valiosos activos.

La difusión de datos que no se pueden corroborar ni contrastar podría representar un gran negocios para quienes especulan con quedarse con la mayoría accionaria de la compañía invirtiendo cifras sensiblemente menores al valor real que tiene en el mercado, probablemente con la complicidad de directivos que se mantienen en la sombra y de gremialistas que a pesar de encontrarse muy desacreditados, se mantienen en el poder gracias a un sistema que desalienta la participación libre de los afiliados.

Al menos eso se desprende de las declaraciones del secretario de Lechería de la provincia de Santa Fe, Pedro Morini, quien cuestionó duramente la supuesta negociación con el ignoto grupo Alaisa y de la decisión del gobierno nacional de someter –a propuesta de la administración de Gonzalo Toselli- la utilización del auxilio financiero que recibió parcialmente la compañía al control de un fondo fiduciario.

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