La imagen de Omar Perotti cae a «zona de descenso» tras la pandemia y la crisis de Vicentin
La falta de liderazgo que dejaron en evidencia la pandemia de Covid-19, primero, y la crisis de Vicentin, después, terminó de sepultar la credibilidad del gobernador santafesino, quien según la encuesta de una consultora hoy ocupa el puesto 21 en el ranking de mandatarios con mejor imagen del país.
Por Fernando Garello – Apelando al lenguaje futbolístico, Omar Perotti, se encuentra hoy, apenas siete meses después de asumir el cargo de gobernador de Santa Fe, en zona de descenso: según la última encuesta de la consultora CB, que midió la imagen positiva de los 24 mandatarios del país, está ubicado en el puesto 21, superando solamente a sus pares de Chubut, Chaco y Santa Cruz. El estudio que se conoció esta semana fue realizado en todo el país por la firma de opinión pública CB Consultora entre el 17 y el 21 de junio, con una muestra de 18.296 casos y un margen de entre 600 y 1200, según el tamaño del distrito.
Los gobernadores Gustavo Sáenz (Salta), Rodolfo Suárez (Mendoza), Sergio Ziliotto (La Pampa) y Oscar Herrera Ahuad (Misiones) son los mandatarios con mejor imagen del país. Del otro lado de la tabla, con imagen «muy baja» o «baja» figuran Mariano Arcioni (Chubut), Jorge Capitanich (Chaco), Alicia Kirchner (Santa Cruz) y Omar Perotti (Santa Fe).
Para tener una idea de la pésima gestión que viene realizando el rafaelino, solamente basta comparar la diferencia de valoración positiva que según el estudio de opinión pública tiene con el gobernador mejor rankeado: Gustavo Sáenz (Salta) con 71,3% de aprobación, aventaja por casi 30 puntos a Omar Perotti (Santa Fe) con 42,5%.
Para la prensa porteña, la notable caída de la imagen positiva de Omar Perotti está relacionada con la crisis de Vicentin, aunque también debe agregarse el manejo de la pandemia de Covid-19 y el problema de la inseguridad, cuestiones en donde evidenció una falta de liderazgo y capacidad de reacción y anticipación inquietantes.
Gestión desdibujada
Hace poco más de un mes, desde este mismo periódico advertíamos que la gestión de Perotti es percibida como una imagen muy tenue y desdibujada por la mayoría de los santafesinos. Su falta de liderazgo ante las crisis de la pandemia de Covid-19 y de la cerealera Vicentin, y la falta de respuestas ante el problema de la inseguridad, que se comprometió a resolver durante la campaña electoral, terminaron malgastando el capital político que había acumulado y que ostentaba al asumir el cargo de gobernador de Santa Fe.
En el caso de la pandemia, Perotti quedó virtualmente paralizado por espacio de varias semanas y siempre corrió detrás de los hechos consumados. Hoy enfrenta el preocupante crecimiento de la curva de contagios precisamente por su falta de decisión y capacidad para limitar el tránsito de personas desde y hacia distritos comprometidos como las provincias de Buenos Aires y Chaco y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La crisis de Vicentin terminó de desaliñarlo, quedando literalmente en ridículo cuando se enteró por la prensa de la decisión presidencial de intervenir y expropiar la principal industria de la provincia de Santa Fe. Tras unas horas en silencio, el mandatario, muy mal asesorado por un gabinete integrado por funcionarios provenientes de gestiones de veinte años atrás, emitió un comunicado donde aseguró que apoya la resolución de la Casa Rosada, cambiando de posición apenas unos días después, tras advertir que el grueso de la opinión pública la rechaza.
Talón de Aquiles
Si Perotti tiene una talón de Aquiles, ese es precisamente el problema de la creciente inseguridad, que prometió resolver poniéndose al frente de la Policía durante la campaña electoral. La desazón de los santafesinos fue muy grande cuando se enteró que el responsable de la política de seguridad de su gestión no sería otro que un ex funcionario de la gestión del Frente Progresista. Mientras crecían los índices de violencia y delito, la sociedad santafesina observó atónita como Marcelo Saín saltaba a los titulares de los medios de comunicación de Santa Fe y del país por los disparates que expresaba y se embarcaba en una interna feroz con el jefe de la Policía provincial, comisario Víctor Sarnaglia.
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