La lucha contra el delito y el narcotráfico comienza y termina en la erradicación de la pobreza

La delincuencia y el narcotráfico no distinguen colores políticos. Eso es lo que demuestran los sucesos registrados recientemente en la localidad de Alto Verde, a pesar del empecinamiento de los dirigentes por tratar de circunscribir el fenómeno a determinados distritos gobernados por tal o cual partido político.

Patricia Bullrich y José Corral ante la prensa en el barrio santafesino de Alto Verde.

Los ciudadanos debemos rechazar las simplificaciones y los intentos de manipulación de un fenómeno que se alimenta en su mayor parte en el crecimiento explosivo de la pobreza y en la falta de eficacia y corrupción de las fuerzas de seguridad. Desde esta perspectiva, es falso que el narcotráfico sea un mal exclusivo de una ciudad o de una provincia, como se intenta instalar desde Buenos Aires desde hace más de una década. A los narcotraficantes poco le importa quién gobierna el distrito donde llevan adelante sus actividades delictivas. Sólo necesitan de condiciones ideales para el desarrollo del negocio: la pobreza y la marginalidad, además de fuerzas de seguridad corrompidas y un servicio de Justicia débil y sobrecargado como el que hoy ofrece el fuero federal.

Todos los dirigentes políticos son conscientes de esto, aun cuando pretendan desconocerlo y actúen como si el narcotráfico y la criminalidad se circunscriban a un distrito político determinado. Cuando obran de esta manera se transforman en cómplices de los criminales y los narcotraficantes.

La lucha contra el delito en general y el tráfico de drogas en particular no deben ser objeto de campañas proselitistas sino de políticas de estado que sumen las voluntades de todas las fuerzas políticas. Sólo de esa manera se obtendrán avances en el mediano y largo plazo. La lucha contra el crimen organizado comienza y termina en la erradicación de la pobreza. Lo demás es puro cuento para tiempos de campaña.

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