Los frentes de frentes, una garantía de continuidad y un enorme sufrimiento para la sociedad

A casi cuarenta años de la restauración de la democracia, como nunca antes, la sociedad argentina vive en un divorcio casi total con una dirigencia política que ya ni simula que intenta resolver los problemas y se concentra en mantenerse en el poder.

El congreso provincial del Socialismo aprobó la unión electoral con la UCR y el PRO

Por Fernando Garello – Justo en el aniversario del retorno a la vida democrática, la sociedad argentina se apresta para volver a las urnas, en elecciones ejecutivas marcadas por la conformación de frentes de segundo orden, es decir, coaliciones que incluyen coaliciones, muchas de ellas impensadas hace algunos años atrás, como la que acaba de sellar el Partido Socialista santafesino con la UCR y el PRO, para constituir el denominado frente Unidos para Cambiar Santa Fe.

Si bien los protagonistas de estos acuerdos políticos esgrimen razones que tienen que ver con lo programático, el grueso de la población advierte que el verdadero interés de este fervor frentista está más bien relacionado con la necesidad de los protagonistas de mantenerse en el poder a cualquier precio, de manera muy imprudente, desconociendo los problemas que padece la sociedad y hasta poniendo en riesgo la institucionalidad democrática.

¿Qué tienen en común un dirigente socialista con otro del PRO? Conceptualmente muy poco y si se unen en un frente de frentes no es más que por la necesidad de ganar las elecciones para mantenerse en el poder. Lo mismo que los dirigentes de Ciudad Futura, un partido de izquierda que nació como alternativa a las viejas fuerzas políticas que gobernaron en los últimos cuarenta años y son responsables directos del desastre en el que se encuentra el país, y que competirá asociado con el Justicialismo en los próximos comicios para intentar quedarse con la Intendencia de Rosario, la ciudad más violenta de la Argentina.

Premisa gatopardista

En rigor, los frentes de frentes que se proponen para los próximos comicios tienen por objetivo obtaculizar cualquier alternativa electoral que no sean aquellas que en mayor o menor medida son responsables del desastre argentino, esto es, fuerzas políticas como el Justicialismo, la UCR, el Socialismo y el PRO. En cierto modo, estas coaliciones cumplen con la premisa gatopardista de “cambiar para que nada cambie” y se constituyen en garantía de continuidad y por lo tanto de enorme sufrimiento para millones de argentinos que en el cuarto oscuro no tendrán prácticamente ninguna opción que contemple sus inquietudes y necesidades reales.

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