Por primera vez en varias décadas, el PDP no tendrá representación en el Concejo Municipal

En diciembre próximo finalizará el mandato de los dos ediles que el partido tiene en el cuerpo deliberativo, quienes no se presentaron para buscar la reelección a raíz del “Caso Solaro”. La lista encabezada por un periodista salió última en las primarias.

El periodista Ariel Balderrama encabezó la lista de precandidatos que volvió a quedar en último lugar.

La convocatoria de un periodista o de una “figura pública”, un recurso que se utiliza con frecuencia en la Argentina de hoy para intentar remediar la crisis de representatividad que afecta a la mayoría de los partido políticos, fue un “manotazo de ahogado” que no logró revertir el declive que viene experimentando el Partido Demócrata Progresista sunchalense en los últimos años, proceso que se vio acentuado por el denominado “Caso Solaro”.

La deserción anticipada del bloque completo del PDP, cuyos miembros no se atrevieron a someterse al escrutinio público debido al trágico desenlace que tuvo el denominado “Caso Solaro”, terminará una etapa de vergüenza y escarnio en el Concejo Municipal. Esto es así porque en las primarias del pasado mes de julio, por segunda vez consecutiva, la fuerza política terminó última en los comicios para cubrir las bancas del cuerpo deliberativo.

La lista encabezada por Ariel Balderrama no logró revertir la crisis partidaria, sino que por el contrario, incluso la profundizó todavía más. El periodista no logró sacar al PDP del último lugar en las preferencias de la comunidad sunchalense, sumando apenas 1.112 sufragios quedando por debajo de las listas de peor perfomance en las primarias como Juntos Avancemos e Igualdad y Participación.

Víctima de la corrupción pública

Podría decirse que Héctor Solaro es la primera víctima de la corrupción en las instituciones públicas sunchalenses. Si bien existieron otros casos en donde los representantes electos o funcionarios de mayor o menor rango perjudicaron a vecinos, en ningún otro el damnificado terminó quitándose la vida. Por eso, previendo el malestar que la ciudadanía ya expresó de manera contundente en los comicios de medio término de 2021, donde la Democracia Progresista terminó última, Bertoglio, imputado en causas por incumplimiento de deberes y estafa, optó por no presentarse para la reelección, mientras que su compañera de bloque, María Alejandra Bugnón, integra la lista de candidatos a concejal pero en el sexto lugar, como tercer suplente, algo impensable casi cuatro años atrás, cuando aparecía como la alternativa para suceder al intendente Gonzalo Toselli.

Un silencio bochornoso

Pero Bertoglio y Bugnon no son los únicos responsables de la mancha que afecta a la institución, también colaboró un vecinalista, Oscar Trinchieri para que fracasara el pedido de destitución que inició el cuerpo, luego que trascendieran los detalles del “Caso Solaro” y el informe lapidario que elaboró el prestigioso jurista Domingo Rondina a pedido del cuerpo. El ex intendente vecinalista que terminó su mandato como concejal en 2021, resultó fundamental para que el Concejo terminara siendo el aguantadero de Bertoglio, tal como ocurrió con el Senado nacional a la hora de proteger a Amado Boudou o la Legislatura Santafesina a Armando Traferri.

Tras la muerte de Solaro, llamó la atención el silencio del Concejo Municipal, dado que estuvo directamente involucrado en los hechos que causaron su desaparición. No hubo ni siquiera una declaración protocolar, en una institución que justamente se caracteriza por formular declaraciones por los temas de menor relevancia para la comunidad. Un silencio que no hizo más que profundizar el dolor y la indignación que sienten los familiares, amigos y allegados del emprendedor inmobiliario y de la comunidad en general.

Claro que en esta oscura historia no todos fueron villanos. También hubo representantes que actuaron con dignidad, como las tres ediles mujeres que se atrevieron a impulsar y defender el pedido de distitución de Bertoglio, María José Ferrero, Luciana Paredes y Andrea Ochat.

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